Comparto un artículo de Inspirulina que explica muy claramente este largo puerperio que vivimos los padres.

«La llegada de un hijo o hija viene junto a la oportunidad de replantearnos el modo en que hemos encarado la vida, nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos, acciones y relaciones. El niño real que llega a nuestros regazo despierta al niño que fuimos. Atrevernos a mirar cómo fuimos amados o desamparados durante nuestra propia niñez y cómo desde ese amor o ese desamparo estamos criando en el presente, con mayor o menor disponibilidad emocional hacia nuestros hijos, es condición indispensable para tomar decisiones conscientes sobre la aproximación y trato hacia los pequeños a nuestro cargo.»

Seguir leyendo en La crianza como portal de sanación | Inspirulina.