He tenido la oportunidad de leer el libro «Educar para ser» de Rebeca y Mauricio Wild y debo decir que me ha ayudado a reflexionar sobre muchos aspectos del tipo de crianza y la educación que quiero darle a mis hijos.
Me identifico con sus autores porque se trata de una pareja que cambia su vida por completo al tener a su primer hijo y descubren que todo es más fácil cuando deciden ir al ritmo del niño y no al revés. El libro cuenta la experiencia de una pareja que ha montado una escuela propia de educación activa en Quito, Ecuador, en la que se ha sabido respetar a los niños en su individualidad, sus tiempos y curiosidad.
Quisiera compartir con ustedes algunas frases que más me han gustado y me han hecho modificar hábitos o interpretar mejor a mi peque. De todas formas, sugiero que lean el libro y si tienen oportunidad también otros libros de esta autora.
¿Qué piensan de esta frase? ¿Les pasa que es instintivo decirles «No pasó nada» cuando lloran? ¿Les ha pasado que sus hijos han llorado mucho por algo que no parecía tener tanto sentido para nosotros pero que luego de llorar, el niño/a ha estado mejor o más aliviado?
A mí me ha costado desterrar esa frase, pero me doy cuenta que siento mucha empatía cuando le doy su lugar al llanto de mi hija cuando se ha lastimado, cuando algún otro niño le ha hecho daño o cuando se siente mal porque quiere algo que no puede tener en ese momento. Ponerle palabras a sus emociones, decirle que entiendo que se sienta mal pero que «ahora no podemos», me ha ayudado a transitar momentos de tristeza para ella, y de mucho aprendizaje para las dos.
Pronto compartiré más extractos para que sigamos compartiendo, pensando, probando, modificando actitudes, mejorando y sintiéndonos mejor con nosotros mismos y con nuestros seres queridos.
6 agosto, 2013 at 4:18 pm
Esto me recuerda un poco a Lipovetsky… yo y mis comentario medio jalados de los pelos. Lo digo por el afań de nuestra sociedad de silenciar el dolor, de tapar lo que no sea estético. El llanto creo que parte de esa manera de pensar. Soy una mamá intelectualosa…. tal vez a mi hija le de vergüenza en un futuro que su madre sea diferente, pero tal vez a la larga lo agradezca. Ojalá…algún día lo entienda.
Me gustaMe gusta
13 agosto, 2013 at 10:04 am
Se me había colado tu cometnario! Gracias madrexilio!
Yo creo que siempre tendrán algo para criticarnos y enhorabuena! porque nos ayudará a crecer.
Besos gordos,
Sonia
Me gustaMe gusta
6 agosto, 2013 at 6:37 pm
Pues si, yo también le digo a mi hija no pasa nada, lo digo muchas veces sin ser ni consciente.
Es el mensaje de, no pasa nada, obviemos los sentimientos.
Me gustaMe gusta
7 agosto, 2013 at 8:54 am
Yo creo que es lo que aprendimos. Intentamos hacerlo de la mejor manera hasta que viene alguien y te muestra algo diferente a lo que veníamos haciendo y entonces te replanteas si cambiar el modo de contener a tu hijo.
Gracias por tu comentario y por tu sinceridad, Makmanaman.
Un abrazo!
Sonia
Me gustaMe gusta
14 agosto, 2013 at 5:05 pm
no podría estar más de acuerdo con esas palabras. En cuanto nuestros hijos lloran corremos a consolarles para evitar ese llanto, pensando así, que les estamos ayudando y nada más lejos de la realidad. Hace tiempo que practico este tipo de «terapia», y no es que los lloros cesen ni mucho menos, pero ahora se cual es mi lugar y como tenemos que actuar.
Un saludito y enhorabuena por el blog.
Me gustaMe gusta
24 agosto, 2013 at 1:24 am
Había leido yo también sobre el tema, lo importante que es valorar el dolor de los niños y dejar que se les pase.
Yo no es algo que digo, porque lo lei antes de ser madre, y la verdad que alivia pensar que es necesario dejarles llorar cuando algo duele, se han hecho daño, se siente mal, enfadan…
A mi ahora lo que me sale es pedirle que llore sin gritar. Sobre todo porque suelo llevar a su hermana en el fular y le cae todo el grito o el llanto a un volumen importante.
Me gustaMe gusta