Después de centenares de días mojando la ropa con leche y amaneciendo transpirada y pegoteada junto al pequeño, las mujeres puérperas nos animamos a mirarnos al espejo antes de la ducha, y descubrimos quienes somos ahora. Y ahi estamos, casi desconocidas, otro cuerpo, otra mente, otro estar en el mundo.
No solo el cuerpo cambió, ya no estamos en pose, todo terminó siendo inevitablemente genuino, tanto que descuidamos (por suerte) todos nuestros roles sociales, y casi que no da vergüenza estar blancas, peludas y manchadas. Un día de esos que ya no nos peleamos con el puerperio, un día de esos que ya estamos acostumbradas a dormir poco y llevar quince quilos a upa, empezamos a sentir ganas de hacer cosas “nuevas”. A veces aparecen todas las ganas de golpe: volver a salir sola, hacer el amor, ir a la peluquería, estudiar una nueva carrera, mirar películas hasta la madrugada, hacer gimnasia, irnos de vacaciones…pero no sabemos cómo, tanto nos costó sentirnos cómodas a dentro de casa y aprender a ser madres, que ahora ya no podemos hacer otra cosa. Queremos, pero hay miedo, miedo al cambio, miedo a que lo que gustaba ya no guste, miedo a la culpa, miedo al miedo. Miedo porque de nuevo hay que empezar de un cero.
Nos damos cuenta que ser madres nos cambió los deseos y las necesidades, tenemos nuevos intereses y nos debemos el tiempo y el valor de animarnos a transitarlos. Y de pronto gerentas de bancos quieren ser doulas, abogadas exitosas se encuentran estudiando fotografía, militantes políticas desean pasarse horas en mercados de comida naturista… porque nuestros hijos quitaron capas superficiales de nosotras mismas, y nos conectaron con lugares mas auténticos, y menos heredados. Nos desabrigamos de mandatos. Es un salto al vacío, como parir, solo hay que animarse y dejarse llevar.
Ahora es mas cómodo salir al mundo con el crio, porque tiene sus beneficios ser una portadora y no estar en primer plano. Pero tenemos esa chispita de deseo que se prende para recuperar espacios personales, que son re significados gracias al proceso del maternaje. ESTE cuerpo nuevo es digno de un nuevo cuidado y respeto, quiere volver a ser mirado, deseado y protegido. Animémosnos a la mirada ajena y a la propia. Animémosnos a los barcitos, a los paseos nocturnos, a la ropa nueva. Animémosnos a llevar carteras pequeñitas, a los recitales, a las clases de baile y de yoga. Pero sobretodo animémonos a preguntarnos qué queremos hacer ahora, qué queremos conservar de aquellas antigua identidad y qué queremos depurar. Hay mucho por limpiar en nosotras mismas, y a su vez hay muchos abuelos, tíos y niñeras dispuestos a amar, jugar, y crear espacios nuevos para nuestros pequeños caminantes. Cada familia a su ritmo encuentra sus espacios y sus silencios, tan sagrados.
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Las mujeres que espontáneamente regresan a sus espacios laborales e individuales luego de ser madres se encuentran escindidas, dividas, desconcertadas. Lo que antes les daba seguridad ahora se transforma en una espera para volver a casa, y la casa en una espera para volverse a escapar. Ya no hay lugar de satisfacción o disfrute. Estas mujeres, tienen una enorme posibilidad de cambio, y de autosinceramiento. A veces el trabajo fuera de casa se puede flexibilizar porque ni siquiera los beneficios económicos son tales en función de los nuevos gastos. Cuando es así, que las madres podemos trabajar menos pero a la vez le tememos a la idea de estar en casa, debemos respetarnos las necesidades y encontrar espacios propios prioritarios, que puedan incluir a nuestros bebés pero que nos den sostén y autovaloración. Como encontrarnos con amigas, hacer deporte, o bailar.
Cuando nuestro hijo tiene dos o tres años (a veces antes, a veces después) queremos salir al mundo, saltar al vacío, hacer un cambio. Pero si los primeros meses o años no pudimos estar en casa el tiempo que hubiésemos querido, ni amamantar lo que hubiésemos deseado, ni tener a upa a nuestros bebés lo que ellos precisaban, tal vez tener un hijo de dos años sea el momento justo para volverse a replegar y retomar el nido. La revolución de ser madres y mujeres, en estos casos, es volver a meternos en la cama con los niños pequeños, y recuperar el tiempo. Bañarnos juntos, hacernos masajes, planear salidas, y así nutrirnos mutuamente del puerperio “tardío” pero tan bienvenido.
Una cosa genera su opuesto, el invierno pone la semilla del verano, y el día permite la noche. El transcurso y la profundización del puerperio es el primer paso de la libertad de las mujeres y del principio de la maduración y la individualización. El despegue prematuro, también cocinará el momento apropiado para dejar todo viaje y volver al hogar. DE esto se trata.»
Cuando nuestro hijo tiene dos o tres años (a veces antes, a veces después) queremos salir al mundo, saltar al vacío, hacer un cambio. Pero si los primeros meses o años no pudimos estar en casa el tiempo que hubiésemos querido, ni amamantar lo que hubiésemos deseado, ni tener a upa a nuestros bebés lo que ellos precisaban, tal vez tener un hijo de dos años sea el momento justo para volverse a replegar y retomar el nido. La revolución de ser madres y mujeres, en estos casos, es volver a meternos en la cama con los niños pequeños, y recuperar el tiempo. Bañarnos juntos, hacernos masajes, planear salidas, y así nutrirnos mutuamente del puerperio “tardío” pero tan bienvenido.
Una cosa genera su opuesto, el invierno pone la semilla del verano, y el día permite la noche. El transcurso y la profundización del puerperio es el primer paso de la libertad de las mujeres y del principio de la maduración y la individualización. El despegue prematuro, también cocinará el momento apropiado para dejar todo viaje y volver al hogar. DE esto se trata.»
Violeta Vázquez
12 agosto, 2013 at 11:23 am
Me ha encantado, gracias por compartirlo!
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12 agosto, 2013 at 1:40 pm
Gracias Vivian por comentar! Me encanta que me cuenten lo que piensan 🙂
Un beso
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13 agosto, 2013 at 9:17 am
Gracias Vivian por comentar!
Un beso
Sonia
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12 agosto, 2013 at 6:15 pm
Fantastico!, y es cierto soy mama primeriza de un niño de 7 meses y la verdad estoy en esos momentos que quieres retomar tus hobbies o hacer algo nuevo, yo le digo que son mis loqueras, por ejemplo hace 2 semanas dije «nomas cabello largo quiero un cambio drastico quiero sentirme que empiezo algo nuevo» y me corte el cabello super corto y me siento muy bien, como que fue un borron y cuenta nueva.
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13 agosto, 2013 at 9:17 am
Bien por los cambios que nos sientan de maravilla!!!!
Me alegra compartir experiencias de madres puerperas 😉
Un beso gordo,
Sonia
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20 junio, 2015 at 5:01 am
ahh, mi bebé tiene 8 meses y hace 2 meses me rapé la cabeza, desconcerté a todos, es que lo llevaba debajo de la cola!
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12 agosto, 2013 at 7:34 pm
Uy….. Me vino genial , a estos momentos que estamos viviendo. Nuestro peke recien cumplio un anito, y es un ciclo en el que encuentro a una nueva mujer q habita en mi.
Aunque bastante amplio y general , me sirvio para ver un reflejo, para empoderarme de este pasaje q transito y caminar hacia los objetivos de vida que ahora me propongo .
Gracias mil.
Abrazos con alas
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13 agosto, 2013 at 9:15 am
Gracias Irene por tu comentario. Si te interesa profundizar en el puerperio te recomiendo que leas la Revista Maternar en Tribu que está en version online y sino también el libro de Laura Gutman, «Puerperios y otras exploraciones del alma femenina».
Un abrazo fuerte,
Sonia
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13 agosto, 2013 at 4:10 pm
Mas acertado no puede ser, me encanto!!!
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14 agosto, 2013 at 10:01 pm
Graacias, necesitaba que algo o alguien describiera con dulces palabras como me siento con una bebe de 3 meses…
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15 agosto, 2013 at 2:16 pm
Muy bueno… Tengo dos bebes que se distan p9r año y media… La mas pequeña de quince días… La vida cambia muchísimo con la maternidad, pero también es importante buscar espacios para si misma… Gracias 09por la reflexión
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15 agosto, 2013 at 7:56 pm
Qué buen artículo! me sentí absolutamente identificada! Con mi nuevo cachorrito, me he replanteado todo!!! el sentido o sinsentido de regresar al trabajo, mis espacios, qué quiero realmente hacer con mi vida, lo que antes me daba seguridad ahora me da terror!! son tantas emociones que están reflejadas en este simple y bellísimo artículo..
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21 agosto, 2013 at 8:26 pm
Hola buenas tardes, te felicito con este trabajo, quisiera saber si tienes temas para tratar con un niño de 12 años, no solo a nivel familiar sino relación docente (profesor) – alumno, comportamiento de los profesores hacia los niños. Muchas gracais
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26 agosto, 2013 at 11:02 pm
me encanto! muy cierto… necesite tomarme dos años de mi vida para estar con mi hijo y poder entender que hacer valer «mi espacio» no era dejar de lado mi rol de madre!! muy lindas palabras!
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4 septiembre, 2013 at 4:31 pm
Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado soy madre de una pequeñaja de 20 meses y tengo una página web de formación online y presencial. Así que también voy todo el día como loca, intentando compaginar trabajo con maternidad. En la web dedicamos una parte a escuela de padres, un grupo de psicólogos me montó dos cursos: educar en valores a nuestros hijos y alimentado a nuestros hijo. Si te apetece que podamos hacer algún tipo de colaboración juntas yo siempre estoy dispuesta a implicarme en nuevos proyectos. Ya te digo!!! me ha encantado tu blog, besosss y mucha suerte!!! http://www.locaporlaformacion.es
Facebook: https://www.facebook.com/pages/Loca-por-la-formaci%C3%B3n/447404325318778
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16 septiembre, 2013 at 3:17 am
Violeta, excelente reflexión. Nada vuelve a ser igual luego de ser madres; y que bueno que así sea!
Agregaría que también nos aparece el «miedo a morir o enfermar», porque desde que somos madres esperamos no faltarle nunca a nuestros hijos. Se que suena triste pero creo que tenemos que ponerle «nombre» y expresar todo lo que sentimos.
Cariños, Luciana.
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10 septiembre, 2014 at 6:05 am
Me ha encantado tu artículo!! estoy en ese trance, una hija de 13 años y un bebe de 15 meses… en estos momentos, me he planteado de todo! … ya me corté el cabello… y ando buscando mis espacios jajajaja… Gracias! no había visto de manera tan resumida y concisa lo que nos sucede en este periodo. Me ayuda a ver que no me pasa solo a mi jajajaja y me siento agradecida por la oportunidad de la vida de pasar por esto. Pienso que nos queda una gran fortaleza y crecimiento en todo sentido y a recoger luego una buena cosecha por haber sembrado Amor!!. Un abrazo.
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11 septiembre, 2014 at 3:29 pm
hola.. es precisamente lo que siento..el miedo de ser madre soltera en un mundo tan jodido pero a la vez, me entran una fuerza que me dice puedo con mil cosas a la vez y debo renovar mis ideas para la vida por mi hija de 3 meses. saludos
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11 septiembre, 2014 at 6:33 pm
Fabuloso!!! me llega al corazón, resuena en mi y me carga la pila. Gracias!
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12 septiembre, 2014 at 11:02 am
Muchísimas gracias por tu artículo. Me ha llegado profundamente, ya que en esas etapas estamos. Cuando mi pequeña cumplió un año, hice un pequeño ensayo de salida al mundo, e ingenua creí que ese era el final de mi puerperio. Al poco me sorprendí a mi misma replegando velas y volviendo al calor de mi hogar. Aún no era mi momento. Ahora que mi niña va a cumplir dos años es cuando me doy cuenta de que este es realmente el final de una etapa, y el comienzo de una nueva y seguro maravillosa. Han vuelto las ganas de involucrarme en proyectos nuevos, de formarme, de decir, «eh, que aquí estoy! Miradme!» pero también «eh, estas ahí, que bien para mí!», de ser algo más además de mama, pero diferente de lo que era antes. Bellísimo texto.
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12 septiembre, 2014 at 7:52 pm
muy lindo me dejo sin palabras
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12 septiembre, 2014 at 9:12 pm
Que hermoso!me hizo llorar de felicidad y pudo una sonrisa en mi rostro.Gracias por compartirlo!. Mi hija tiene 11 meses y todo este proceso de ser madre me ha hecho sentir más mujer…..a cuidar de mi misma porque nadie lo hará por mi ,así que cada día busco mi propio chineo aunque sea 15minutos al día y eso es suficiente para sentirme más viva.Los trabajos los pude manejar perfectamente con hija y me he ariesgado a cosas nuevas sin tener miedo y eso me ha hecho triunfar y me siento orgullosa de misma porque se que soy un gran ejemplo para la pequeña que crece junto a mi.Y se que me esperan montones de cosas por hacer:).
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15 septiembre, 2014 at 10:06 am
Gracias por esta bonita reflexión, me he visto reflejada y me ha servido de mucho en mi camino por ‘cambiar y conocerme a mí misma’ que se está produciendo desde que he sido madre. Gracias.
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15 septiembre, 2014 at 5:37 pm
Muy bonito y muy de acuerdo! Mi peque tiene 2 años y medio y he pasado por todo esto, jeje Ser madre es la mayor aventura de mi vida!!
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16 septiembre, 2014 at 12:54 am
Gracias por poner en palabras eso que sentimos, eso que se retuerce dentro de una, eso que no se puede explicar o decir, eso que solo se siente al ser madre, total transformación, cundo comienza ese viaje mágico de búsqueda de una misma y acompañar a ese ser de luz que llegó a nuestras vidas…
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19 septiembre, 2014 at 9:55 pm
Me encantó. ..es como si hubieran escrito mis pensamientos. Ya con una niña de 4 años estoy replanteando mi vida. ..cambiaron mis intereses y mis sueños, es como si me hubiera sacado capas superficiales, viviendo el puerperio tardío tratando de recuperar el tiempo perdido. Conociendome mas. Y mas tranquila x saber q no soy la unica. Gracias por el artículo!
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20 septiembre, 2014 at 4:21 am
¿Que papel deberia tener el padre del bebé en ese periodo tan necesario para la madre? Es mas, ¿y si ese cambio tan maravilloso para la madre implica dejar a la pareja (léase el padre) por el motivo de la «libertad de las mujeres y del principio de la maduración y la individualización» sin contar con el principio de responsabilidad y compromiso que toda pareja pacta al principio de una relación? Sí, me refiero a buscar la propia felicidad a costa o a pesar de la infelicidad del otro. Me refiero a que ese vínculo tan carnal i espiritual con el hijo caiga en el error de obviar al padre del hijo hasta el punto de abandonarlo -doble golpe para él: sin hijo y sin pareja. Cuando en el momento más necesario de la pareja, quizás, la falta de comunicació transitoria por ambas partes, la madre se acoge al cambio, bajo el lema «yo, madre, mi hijo, mi libertad». Son legítimos estos principios cuando privas al padre la oportunidad de sentir también él ese cambio vital i necesario como padre? (cuando durante todo el embarazo y 6 meses después ha compartido todo el proceso, dentro de sus posibilidades biológicas de género el hecho de ser padres). Ese cambio en la mujer puerperia ¿deberia, éticamente hablando, estar por encima del derecho del padre a criar también a sus hijos bebés? No és suficiente con tenerlo unas horas, dos o tres dias por semana y lo sabéis. Todo este rollo viene porque me encuentro en la situción descrita i hoy por hoy (nuestro bebé tiene casi 10 meses) no sé si soy padre o solamente el progenitor que abona mensual i religiosamente la pensión alimenticia (i demás). Defiendo sobre todas las cosas la libertad individual, pero, (¿alguien le preguntó a mi hijo si queria marcharse con su mamá o preferiria que papá i mamá pasaran juntos más rato con él? Claro, el bebé aun no puede opinar i eso me recuerda a todos los que estamos bautizados…) a veces la libertad individual debe sacrificarse por algo mayor, i es cuando maduras i eres responsable de tus actos i sus consecuencias. La libertad individual o nace del principio del amor (el cual no tiene el porqué de dañar a nadie) o no lo es. En todo caso seria, qué sé yo, puro egoísmo? Triste, de verdad, muy triste.
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20 septiembre, 2014 at 11:25 pm
Hola Sergi, gracias por tu comentario y por compartirnos tu experiencia. ¿Me permites compartir tu comentario en la página de Facebook para preguntar opiniones/consejos de otros seguidores? Suele ser bastante enriquecedor y me interesa conocer otras experiencias como la tuya y que puedan contarnos cómo salieron adelante.
Un abrazo!
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29 septiembre, 2014 at 2:45 pm
Hola Sonia, por supuesto que puedes compartir el comentario en la página de Facebook, eso sí, te pido por favor que no pongas mi nombre (intenté borrarlo pero no me dejaba), fue escrito en un momento de bajón y no quiero que nadie me tilde de «ir de víctima» aunque sí que me sienta víctima de las circunstancias… Muchas gracias!
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26 septiembre, 2014 at 4:18 pm
Me encantó! cuando mi hijo nació, me despidieron de mi trabajo ( si… sin comentarios!) y mi marido tb se quedó sin el suyo. Fueron tiempos duros , a los 6 meses encontré un trabajo que era viajar todo el tiempo … tooodo el tiempo… y como habia que parar la olla, lo tomé, asi que me perdí de muchas cosas… ahora me estabilicé , volví a un trabajo donde viajo menos y disfruto mas. Mi hijo tiene 3 años y nos hemos «reconectado», dormimos la siesta abrazados, cocinamos, jugamos y dibujamos por horas… yo sé que el tiempo perdido no vuelve, pero que lindo es sentir que se pueden construir espacios de amor, aunque sean un poco mas tardíos.
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9 octubre, 2014 at 1:32 pm
Qué lindo que compartas tu experiencia y que nos brindes a todos la esperanza de que se pueden recomponer los lazos!!! A seguir disfrutando de nuestros peques!! Un abrazo, Sol
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21 junio, 2015 at 1:47 am
Es un texto excelente que me llega en el momento preciso. Así me siento a los 19 meses de mi bebé. Es bueno, no sentirse única. Saber que muchas mamás viven esto que vivo y sienten como yo. Gracias por escribirlo.
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24 junio, 2015 at 11:43 pm
Es muy profundo el nivel de expresión del texto, sobretodo el trabajo para poder pasar el sentimiento a las palabras jajaja. Si el tema de ser madre en la teoría lo describen muy racionalizado pero la realidad es que vivimos día a día con nuestra percepción del mundo según nuestros sentimientos. El puerperio sobre todo es como una dimensión desconocida y que bien que se anima a platicar lo que se trae en el alma de una mamá que se esta redefiniendo al conocer lo que es nacer y morir un poco también. Bello! abrazo grande.
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25 junio, 2015 at 12:26 am
Excelente artículo, me sentí plenamente identificada! Estoy reencontrándome, recreándome luego de un segundo embarazo y de haber cumplido 40 años. Muchas gracias por ayudarme a entender que vivo un proceso natural y no una crisis de identidad fatal jajaj
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25 junio, 2015 at 8:18 am
Uffffffff cuanta razón ! Lo más difícil para mi fue mirarme en el espejo para ver como quedamos después de un parto Jajajajajaja pero aprendes a amarte y es cierto de golpe cuando te sientes mejor es como si viviéramos a nacer y empesar de nuevo con otra vida nueva…..
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4 julio, 2017 at 5:39 pm
Ahora me siento un poco mejor por ver que ahora mi dedicación absoluta es mi bebe de dos meses… desde que llegó (y no fue nada buscado el embarazo) me he sentido un poco en controversia, por un lado quiero hacer cosas de mi vida anterior y retomar actividades, salir una tarde sin ella… pero por otro lado no puedo dejarla ni un minuto y sé que estaría bien cuidada… pero no puedo!!! Ahora entiendo que hoy es mi momento de decicacion para ella.. de cogerla.. de mimarla.. de alimentarla con mi pecho y de dormir con ella… De mirarla como una tonta aunque a veces me saque de quicio y quiera huir luego no puedo alejarme. Es mi momento, nuestro momento.. en algún momento sentiré que tengo otras cosas que hacer. Gracias a artículos como este nos hacéis a madres primerizas sentirnos menos pérdidas y menos solas en este camino que aunque estés rodeada de gente que quiere ayudar en algunos momentos sientes esa soledad…
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