Tras la repercusión de la publicación del artículo «12 maneras de ser una mala madre» en Facebook, me he visto en la posición de responder a través de este post mi visión sobre los «consejos» que da la autora del artículo, Megan Wallgren.
«No tenemos que caer en la trampa de ir por el camino trazado, de la manera `normal’ de criar y educar a los hijos manteniendo con ellos una relación de prepotencia.» (Casilda Rodrigáñez)
Somos comunicadores, cuidemos el lenguaje.
En primer lugar, quiero aclarar que se puede estar más o menos de acuerdo con las propuestas para ser una «mala madre» -me cuesta utilizar esta expresión de lo poco que me gusta etiquetar a las personas-, pero ante todo quiero aclarar la importancia de cuidar el lenguaje. Como comunicadores, es nuestra tarea buscar información, fuentes que respalden nuestras hipótesis, dedicar un tiempo a la reflexión personal y sobretodo, cuidar la manera en que comunicamos nuestro mensaje. Creo que al hablar de «malas madres» ya empezamos mal. «Si tu hijo te dice que eres una mala madre, entonces debes sentirte orgullosa de que estás haciendo las cosas bien» ¿¿Perdón?? Estoy de acuerdo con que existan normas que sirvan para la convivencia y el desarrollo de las personas que componen el grupo familiar pero…¿por qué esas normas deben ser tomadas por los padres sin posibilidad de considerar lo que los niños quieren u opinan? ¿Por qué sus deseos son reducidos a meros caprichos ante los que no hay que ceder? No podemos generalizar. No podemos reducir todos los deseos de nuestros hijos a caprichos que deben ser ignorados porque prima la norma que han inventado los padres. ¿De verdad queremos criar hijos que aprendan a ignorar sus verdaderos deseos y a hacer lo que los demás le dicen que hagan, aunque no quieran? ¿Queremos criar hijos sumisos o libres? Seguir leyendo «Desmontando a la «mala madre»» →